La palabra colaborar siempre nos ha dado mucho juego a las personas, es un comodín al que recurrimos frecuentemente cuando hablamos de lo que queremos que hagan en un equipo, pero en la mayoría de las ocasiones justificamos su utilización desde el por qué (porque es necesario, porque está asociado a la competencia trabajo en equipo, porque las empresas lo demandan, .....) y se nos olvida la pregunta más importante ¿PARA QUÉ?.
Desde hace unos años trabajo sobre un modelo que utiliza el "aprendizaje colaborativo" como base de funcionamiento. Para que el modelo funcione es necesario que todos los actores que participan en este planteamiento sean conscientes sobre el para qué. El planteamiento que propongo está ligado con la propia etimología de la palabra colaborar, "laborare", es decir, la labor o el trabajo:
Colaborativo para que la suma del trabajo resultante entre diferentes personas de como resultado un producto mucho mejor de lo que harían por separado, es decir, colaborativo para que sean capaces de conseguir resultados extraordinarios.
Este concepto de aprendizaje colaborativo requiere de dos elementos claves:
1.- El equipo ha de querer conseguir resultados extraordinarios, ha de fijarse metas extraordinarias para lo que quiere conseguir.
2.- El equipo necesita de una evolución, un recorrido que le permita aprender sobre qué elementos le funcionan y que elementos debe cambiar en su camino hacía lo extraordinario.
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